Respeto

Parece evidente que se está perdiendo el respeto a todo. Nos pasamos el día viendo cómo personas que tienen cierta relevancia en el ámbito social, educativo, político, cultural…se agreden verbalmente e incluso a veces físicamente defendiendo «sus ideas».

Dice el diccionario que respeto es consideración, atención, reconocimiento y creo que no se utiliza como tal porque no se tiene en cuenta lo básico: si no respetas a las demás personas no te respetas a ti misma.

Acabamos de pasar el mes del Orgullo entre insultos y vejaciones por lo diferente. Gente que opina sobre todo: la sexualidad, los cuerpos, las ideas…pero que se mira poco a sí misma. ¿Tan difícil es aquello de vive y deja vivir? ¿Tanto daño hace ver que hay personas que piensan distinto, que tienen formas diferentes de amar, de vestir, de andar por la vida?
Respeto por la diferencia, por entender que cada cual tiene su opinión. Respeto por el tiempo de las demás personas, por validar sus emociones, por lo público y por lo privado.
El respeto en este mundo brilla por su ausencia.
¿Cuesta mucho mandar un mensaje cuando llegas tarde ? ¿Cuesta mucho disculparse cuando has hecho daño? ¿Cuesta mucho pedir perdón? ¿Cuesta mucho dar las gracias? ¿Cuesta aceptar a las personas como son?
Parece que sí, que todo nos cuesta mucho y no hacemos más que pedir respeto por algo que no respetamos.

Y con la pérdida de ese respeto llega la pérdida de derechos adquiridos, pensando que las demás no valen tanto como nosotras, que su forma de actuar no nos gusta, que su forma de relacionarse no es normativa, que sus cuerpos no los aceptamos…y suma y sigue.
Empecemos a quitarnos telarañas de los ojos y de la mente, abramos el entendimiento al respeto porque sin él, el resto de normas de convivencia no tienen sentido. Y de paso pensemos un momento en que las veces que somos nosotras las que estamos del otro lado.

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