Lealtades invisibles: Honrarás a tu madre

En todos los sistemas familiares hay lealtades invisibles. Ya hemos puesto nuestra mirada en ellas a lo largo de otros artículos y hoy quiero pararme a hacerlo a través de una serie: La mesías

Si no has visto la serie mejor lee esto en otro momento porque puede que te destripe varias cosas de ella.

La gran protagonista de la serie es la madre y alrededor de ella está la trama y lo que cada personaje se lleva consigo a través de esas lealtades invisibles.

El «Honrarás a tu madre» de cabecera nos da una pista de que sus hijxs van a seguirla a ciegas, que es justo la definición de lealtad invisible: un amor ciego

Ese amor ciego se da con tres personajes diferentes que representan a la madre en distintas etapas de su vida. En una primera etapa nos muestran a una madre joven, que tiene ganas de divertirse y que abandona a su marido por maltratador para llevarse a sus hijxs lejos de él, contarles en un momento dado que ha muerto y hacerles dependientes de ella para todo. Es cierto que aquí vemos cómo esos niños no son capaces de hacer otra cosa que seguirla y asumir lo que pasa porque son demasiado pequeños…y aun viendo a qué se dedica y cómo los trata la siguen en su camino por no tener otra opción. Aquí lo importante es que empiezan a forjar esas lealtades que los llevarán a acatar y aceptar lo inaceptable: Yo por ti mamá.

Por ella serán sometidos, vejados, secuestrados…sin que puedan hacer nada para impedirlo y además entendiendo que cuando quieren escapar y lo intentan, todo vuelve a empezar donde lo dejaron. A la vez que la madre se somete, lo hacen ellxs.

En una segunda etapa la madre, más adulta, ha tenido seis hijas más que formarán un grupo musical religioso y a partir de aquí se van viendo episodios en los que lxs hijxs mayores siguen ese camino que les han marcado como si no tuvieran otra opción: son madre y padre de sus hermanas, cuidan de la casa, no molestan a mamá…y siguen viviendo aislados del mundo y de lo que este les deparará. Por lealtad a su madre se meten en ese mundo al que les han obligado, dejando fuera el que conocían. No piden absolutamente nada, aceptan lo que les dan. Cuando en un momento la madre expulsa al hijo, el resto de hijas se ponen de su parte sin pensárselo un momento porque ella es la que tiene razón, independientemente de que no la tenga.

La última madre suma a las anteriores: madre manipuladora, opresiva, controladora, maltratadora, mentirosa, que logra que todas sus hijas pasen por el aro de la salvación divina a sus órdenes. Lo interesante es que cuando ellas, mayores de edad, pueden elegir, la elijen a ella.

Ese camino de amor ciego está presente a lo largo de toda la serie, con muchos más contenidos que la hacen imprescindible y estupenda.

Lo interesante es ver cómo el hijo mayor arrastra ese dolor de amor ciego hasta el final y echa fuera de sí ese peso de algo que pasó porque su madre no lo evitó, y lo hace de una forma simbólica que te deja sin aliento. En el caso de la hija arrastra otras motivaciones como no querer ser madre para no parecerse a ella. Aquí hay una ruptura por parte de los dos de aquellas ataduras invisibles a esa madre que tenía que haberlos protegido y no lo hizo de ninguna manera.

Y las consecuencias de ese amor ciego y todo a lo que han renunciado por él.

A nivel sistémico es una joya: lo que hacen, tanto ella como sus hijxs, para pertenecer a esa familia que han creado, el papel y rol que ocupa cada uno de ellos en la familia y lo que dan y toman de ella.

Las lealtades invisibles forjan lazos fuertes con algunas personas de nuestro sistema, los seguimos a ellxs y lo que representan sin entender cómo hemos llegado allí. Mirar nuestro genograma y entender esos movimientos nos libera de alguna forma de seguirlos, pero eso sólo es el principio del camino.

¿Qué has hecho o haces por lealtad a tu madre?

Puede que creas que no mereces una buena pareja porque ella no la tuvo.

Puede que creas que no mereces ser madre porque temes parecerte a ella.

Puede que no disfrutes de tu sexualidad porque se vio reprimida por ella.

Puede que no creas que puedes triunfar en la vida porque ella no pudo hacerlo.

Puede que creas que esta es la vida que mereces sin preguntarte si podrías hacerlo de otro modo.

En cualquiera de los casos una parte del trabajo es dejar con ella lo que es de ella y vivir la vida que quieres a tu manera. Esa es la mejor forma de honrar a tu madre: aceptándola como fue y como es, y la mejor forma de honrar tu vida: acepta tu vida y todo lo que hay en ella, agradece esa vida y vívela de la mejor forma «Tomo mi vida y la agradezco. La voy a vivir a mi manera, y mírame bien si yo lo hago de otra forma»

Por otro lado te recomiendo Las hijas horribles. La biblia de nuestros talleres.

“Resulta llamativo que precisamente la relación que debería estar más preparada para evolucionar radicalmente, aunque solo fuera por la ineludible mecánica del tiempo, sea sin embargo la más estática”


Relaciones entre madres e hijas con un nexo común: da igual cómo seas tú y cómo sea tu madre, en el fondo las heridas son muy parecidas.

¿Te resuena algo de lo anterior? Si quieres verlo de forma individual puedes contactar con nosotras para una consulta y si te apetece verlo de forma colectiva puedes sumarte a nuestros talleres de autoconocimiento.

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