Me amo y me acepto completamente

Como digo en los talleres: esto es de primero de buentrato ❤️
Es una fórmula sencilla que escuchamos muchas veces: tratar a las demás personas como nos gustaría ser tratadas.
Lo difícil es llevarlo a cabo. Estamos tan acostumbradas en estar volcadas hacia afuera, en los cuidados del resto, que mirar hacia adentro con la misma amabilidad nos da vértigo.
¿Qué te has dicho hoy?

Cuántas veces al día, de forma inconsciente nos hablamos mal, nos recriminamos una mala decisión, un despiste: estoy tonta, no puedo ser más imbécil…

Esta forma de tratarnos no es accidental, es aprendida. Si en nuestra infancia-adolescencia-adultez, hemos tenido a alguien al lado que en lugar de mostrar amabilidad hacia nosotras nos ha corregido, puesto una mala cara o regañado por algo que no hicimos bien, eso es lo que hemos asimilado: eres una inútil, no haces nada a derechas, quita que ya lo hago yo, hay que ver qué torpe eres…

Cambiar ese chip cuesta porque hay que sumergirse en buscar en nuestros más oscuros rincones y a veces esa búsqueda nos lleva a conectar de nuevo con el dolor. Es una búsqueda necesaria, porque sólo sintiendo ese dolor de nuevo sabremos si sigue allí en la misma intensidad y la adulta de ahora es capaz de verlo de otra manera, de poner límites, de intentarlo o pedir ayuda.
A veces nos basta una sonrisa en el espejo, un gesto de aprobación hacia lo bien que nos ha ido el día y otras una palabra amable, un «te lo mereces, eres lo más», un abrazo propio, una caricia propia.
Sumemos a nuestras experiencias diarias esos gestos que nos gratifiquen y nos hagan crecer interiormente hasta que esas semillas crezcan fuertes y salgan a la luz.
Ilumínate con esa luz y quiérete como nadie más sabe hacerlo.
Recuerda que la única persona que va a estar toda la vida contigo eres TÚ.
¿Te has dicho hoy que te quieres?
¿A qué esperas?

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