
Puede que sea de lo más duro que he leído este año pero creo que La ternera es un libro imprescindible para entender el abuso sexual infantil desde la vivencia de la propia víctima.
A través de capítulos cortos pero intensos se va desplegando la visión del abuso, del abandono, de los afectos, de los apegos.
Las reflexiones de una niña de cinco años con respecto a lo que le está pasando son aterradoras y a la vez muy interesantes desde el punto de vista analítico.
El texto juega con el presente y el futuro de esa niña y las connotaciones que tendrá ese abuso.
Este año en Fotogenograma estamos analizando qué pasa en los sistemas familiares y cuántos abusos se han tapado en ellos.
No es un ejercicio fácil, pero sí recomendable para poner en orden aquello que pasó, poder perdonarnos por ello y darles el lugar que les corresponde a los perpetradores.
Sanar el alma es poder vivir en paz con todo aquello que ha sucedido en nuestras vidas, transformarlo y que nos sea de utilidad en el futuro. Eso es la resiliencia, y parece que la protagonista se agarra a ella para su propia supervivencia.
