
¿De qué serías capaz para obtener una mejor versión de ti misma?
Parece que de todo, pero luego no resulta tan ideal como una pensaba, ¿no?
¿Qué problema tenemos con envejecer? Mejoro la pregunta…¿Qué problema tenemos las mujeres con envejecer y qué problema tiene el mundo con ello?
No es una pregunta ingenua, cuando las mujeres pasamos de cierta edad, pongamos los cincuenta años, nos volvemos invisibles y para ser visibles nos hacemos todo tipo de perrerías para alargar esa perdida juventud hasta límites que rozan lo grotesco.
De esta forma vemos en series y películas mujeres que en su segunda etapa de la vida parecen más jóvenes que sus hijas. Actrices que pasan una y otra vez por el quirófano para estirar, para rellenar, para aumentar, cualquier cosa que las haga parecer cinco minutos más jóvenes, sin importar las consecuencias.
La sustancia muestra una de las caras ocultas a tanto tratamiento. ¿Qué pasa cuando le damos prioridad a esa mejor versión? ¿Dónde queda nuestra vida?
No podemos viajar en el tiempo, lo que hemos vivido y lo que somos hoy es el resultado de cómo nos hemos ido conduciendo en la vida, de las decisiones que hemos ido tomando y del acierto que hayamos tenido con ellas.
Aceptación es la palabra que deberían tatuarse algunas mujeres en la frente. Esto no es un crítica, cada cual puede hacer con su cuerpo lo que quiera, pero ateniéndose a las consecuencias. Aceptar que envejecemos es aceptar que hemos tenido una vida larga, llena de experiencias, llena de cicatrices que nos han hecho crecer, cambiar, mirarnos con amor en cualquier etapa. Lo malo es cuando no lo hemos hecho.
Si no somos capaces de reconocer el paso del tiempo en nosotras, en nuestros cuerpos cómo vamos a enfrentar lo que nos queda de vida, ¿negando la mayor?
Qué buena metáfora de ese desgaste se ve en la película cuando la mejor versión decide tomarse más tiempo para disfrutar y el presente (Demi Moore) es quien sufre ese cambio. Es como enfrentarse a un espejo de realidad que te dice: no estabas tan mal y mírate ahora…
A mí, personalmente, me han sobrado veinte minutos de película, pero tengo que reconocer que me hizo reflexionar sobre lo que somos capaces de hacer para ganarle la partida al tiempo.
Quizá mucha culpa es de esta sociedad patriarcal que nos mete en vena desde que nacemos que nunca somos suficientes tal y como somos, que debemos ser más altas, más delgadas, más blancas, más rubias…y claro, tanto mandato deja mella. Luego vas tú y pasas por terapia unos años para deconstruirte y entender que has estado perdiendo el tiempo la mayoría de tu vida sólo para complacer a otros, a otras miradas.
Nos perdemos dejándonos atrás y cambiándonos por versiones mejoradas de nosotras mismas cuando la mejor ya la traemos de serie. Sólo hay que saber cuidarla.
