
No todas las enfermedades son sistémicas, pero todas afectan al sistema.
En Por donde pasa el silencio somos testigos de cómo ese dolor crónico no sólo afecta a quien lo sufre, sino de cómo puede acabar con las relaciones intrafamiliares cuando no se acepta.
Podría ser la historia real de muchas familias en las que un miembro sufre alguna discapacidad y esto hace que el sistema se tambalee y aprenda a equilibrarse, a veces de forma precaria. En este caso es una familia de cinco miembros: padre, madre, dos hermanos mellizos y una hermana menor. De los hermanos mellizos, Javier sufre una discapacidad que le provoca dolor crónico y falta de movilidad en ocasiones y le provoca entre otras cosas irascibilidad. No se ven dinámicas familiares y sin embargo se asoman en las peleas que existen entre este hijo y su padre. No hace falta ahondar demasiado para entender que la madre lo da todo por su hijo pero que el padre ha hecho lo que ha podido, trabajando y siguiendo con su vida y eso el hijo no lo puede entender ni soportar.
Se ve claramente el primer desequilibrio en No tomar al padre. Es una relación de odio que va de frente y tiene que ver con el hijo y con su manera de entender lo que los demás tienen que hacer por él dentro del sistema. Esto se ve acrecentado cuando su hermano Antonio llega de visita al pueblo, ya que vive y trabaja en Madrid desde hace años. Con el hermano también se da una situación para analizar con tranquilidad cuando le echa en falta que es él el que debería haber nacido el segundo y así haber sufrido la discapacidad que tiene y que por supuesto no merece, como si alguien la mereciese. Se ve el odio, la envidia, la rabia, la no aceptación de lo que le ha tocado y la toma con quien no tiene culpa de nada y que ha decidido, como el padre, seguir con su vida.
Este movimiento de Antonio es interesante ya que ha decidido cortar por lo sano con lo que pasa en el sistema viviendo y honrando su vida, tomando al padre y a la madre y haciéndolo de otra manera. No se queda a cuidar, se va a vivir.
La tercera hermana sin embargo se queda a cuidar, Yo como vosotros, y se come el marrón del hermano que cada vez está peor y con más agresividad.
Para finalizar, la figura de la madre protectora que vive pendiente de su hijo y pierde de vista a los demás sin entender que no le está protegiendo de nada y que le está haciendo dependiente de ella cada vez más. No le deja crecer como hombre, le sigue infantilizando y consintiendo en su papel de salvadora.
La película es muy interesante a nivel sistémico y se abre a la reflexión de cómo un sistema tiene que ir adaptándose a las circunstancias, pero también cómo cuando una persona está sobreprotegida no alcanza a conseguir habilidades por sí misma, no tiene límites y cree que tiene derecho a todo sólo por tener esa discapacidad y eso pone en peligro al resto del sistema que queda por debajo de todo esto.
En la horizontal de los sistemas, es decir la línea de descendencia, no hay nadie por encima de nadie, independientemente de en qué lugar haya nacido. Todos son iguales y por ello, aun teniendo una discapacidad en la familia, hay que cuidar de que todos obtengan el mismo cuidado y la misma atención, para que haya un equilibrio sano entre sus miembros.
Cualquier discapacidad o enfermedad incapacitante conlleva un duelo por lo que no pudo ser y una aceptación por lo que se es. Un sí a todo como es y aquí falta esto desde el primer momento. Javier va en contra de la vida y en contra de todo lo que le rodea, no acepta su discapacidad o lo que es lo mismo, no se acepta a él mismo, y sin aceptación no puede haber una buena vida.
Este trimestre en Fotogenograma estamos analizando la salud sistémica y es muy interesante ver como los síntomas traen al presente secretos, excluidos o desajustes que nos hacen enfermar.
¿Qué enfermedades se repiten en tu sistema?
Analizando nuestro genograma podemos darnos cuenta de que hay síntomas y enfermedades que se repiten, más allá de lo genético, y que podemos ver y tratar de sanar a través de las Constelaciones familiares.
