Anora y el mito del amor romántico

¿Qué podríamos decir sobre el amor romántico y sus mitos que no se haya dicho ya? pues poca cosa, pero se siguen volcando estereotipos en muchas películas y series y nunca es tarde para volver a analizar el por qué de este fenómeno.

Para ello he elegido la premiada Anora, otra película que romantiza la prostitución, como ya hiciera en su día Pretty Woman, pero que añade un punto más a la ecuación: si la primera ya cosificaba a Julia Roberts como objeto de deseo de un ricachón, putero para más señas por muy guapo que fuera, esta ve esa mano y envida a realizar el sueño para que el batacazo sea además espectacular.

Si no has visto la película, te la voy a destripar, así que tú misma.

Es la historia tantas veces contada de una mujer joven que se dedica a ser bailarina erótica, así se define ella, y que en un momento dado conoce a su caballero de alto plumero que viene a sacarla de ese sucio mundo…

¿Qué nos pasa a las mujeres con los príncipes valientes?

Nos hemos comido con patatas que necesitamos ser salvadas y así, la mitad del camino ya está abonado.

En este caso concreto el salvador es un niñato ruso hijo de mafiosos, tanto la madre como el padre, que quiere evitar volver a Rusia para trabajar. Prefiere gastar el dinero de mamá y papá en prostitución y drogas y en una de esas fiestas la conoce y se queda encoñado, que no enamorado.

La propone ser su acompañante durante una semana por una pasta gansa, ¿te suena la película? Ya te he dicho que es muy Pretty Woman. Aquí también vemos a esas joyas de amiguetes que saben que ella es escort y que se ríen de ella y de lo que hace. Total, que como era de imaginar acaban en Las Vegas casándose y aquí viene lo bueno.

Mamá y papá mafiosos ponen el grito en el cielo porque su benjamín se ha casado con una ¡prostituta!

Llama la atención que ella no se define así misma como prostituta, insiste en lo de bailarina cuando estamos viendo perfectamente cómo se vende por dinero. Ella no se engaña a sí misma ni engaña a nadie, está todo el rato en su papel e incluso hay un momento en que, cuando él le propone matrimonio, le dice que no la engañe -entiendo que para no hacerse ilusiones- pero eso a él se la refanfinfla.

Y esto es lo que me hizo pensar, qué entendemos por prostitución y cómo nos la venden para que parezca algo dignificante y un oficio como cualquier otro.

Aquí me viene a la cabeza Virginie Despentes y su Teoría King Kong, que si no has leído es muy interesante, y la obra de teatro Prostitución en la que además se expone esta teoría junto a otros dos puntos de vista más.

La prostitución es el trabajo más antiguo del mundo, no sé si es cierta esta frase pero sí lo es que cuando una mujer no tiene de dónde sacar dinero para mantenerse a ella o a su familia, su cuerpo se convierte en mercancía.

Aquí no voy a juzgar a quienes la ejercen, bastante tienen ya con dejar sus cuerpos a merced de tanto baboso suelto, sino al sistema que se enriquece con ello haciéndolas creer que son las dueñas de sus destino.

España es uno de los países con más tasa de trata y prostitución quizás porque conviene que sea a legal, de esta forma tenemos a un montón de proxenetas enriqueciéndose a costa de mujeres OBLIGADAS a ejercerla para pagar deudas que nunca contrajeron de forma voluntaria. Añade a quienes la ejercen por no tener otra forma de ganarse la vida.

En Prostitución se dan las tres versiones: la que la ejerce porque no tiene más remedio porque no llega a fin de mes, la que dice que es su cuerpo y lo vende porque quiere (ha sido violada y decide seguir utilizando esta vez su cuerpo a cambio de dinero) y la que es obligada a hacerlo porque hay mafias que amenazan a su familia, por ejemplo.

En este caso ella es bailarina y piensa que es un oficio como otro cualquiera: ERROR. La prostitución no es un trabajo, no son trabajadoras sexuales, no están dadas de alta, no tienen seguridad social, no tienen días libres, no tienen vacaciones, no tienen jubilación…no tienen nada de nada.

Pobre mía que se lo cree y todo para terminar enfrentando lo que ya sabe en su interior, que habiendo pasado por esta vida, te quedan pocas oportunidades para pertenecer a una clase como la de él. Con amistades y familia que saben que es prostituta y que se lo hacen saber de todas las formas posibles no hay redención posible.

El caballero andante resulta ser un niñato caprichoso que la utiliza para sus fines -conseguir la nacionalidad-, que nunca ha sentido nada por ella y que al grito de su mamá se pone firme y no duda en deshacerse de ella al instante.

El final es catastrófico porque ella ha soñado con salir de ese mundo por unos días y tiene que volver a la realidad de sopetón y duele. Duele ver como una mujer lucha por su dignidad, por ser «normal» y cómo la sociedad no la deja. Duele ver cómo se rompe, duele ver cómo hace por permanecer como si no hubiera pasado nada y ha pasado todo.

Es una película muy interesante para reflexionar sobre esos mitos que nos ofrecen siempre un salvador que nos va a sacar de apuros, también para ver cómo nos han vendido la rivalidad entre mujeres, cómo los prejuicios no nos dejan ver más allá de nuestras narices y sobre todo para meternos por un momento en la piel de tantas mujeres que se dejan la suya a diario para engrasar la rueda del capitalismo más cruel.

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