
¿En qué o en quién creemos y qué beneficio nos aporta?
Hay estudios que acreditan que creer en algo, sea o no de forma religiosa, nos predispone a tener una mejor salud mental e incluso física, pero, ¿de dónde nos llegan las creencias que aceptamos como ciertas?
En España tenemos una arraigada cultura judeocristiana que nos inculcan en vena, queramos o no, desde que nacemos. Nos impulsan a creer en un Dios que marca las normas, en su hijo, que es nuestro Salvador, que dio la vida por nosotras y bla bla bla y todo lo que te quieras creer al respecto, y está bien…si no te haces demasiadas preguntas…
Pero el sentido de la vida es cuestionarse todo, preguntarse por qué esto sí y esto otro no, dónde están nuestros límites, dónde nuestros deseos, no acomodarnos en lo que nos dan hecho, sino buscar nuestras propias respuestas. Esto ahora se traduce en preguntar a Chat GPT o en RRSS para que nos reafirmen lo que pensamos. Eso no es cuestionarse, es darse la razón, que es muy diferente.
Lo interesante es abrir la mente y poder observar un mismo problema desde distintos ángulos para ver así nuevas caras del prisma y tener otras opiniones.
A lo largo de la historia de la humanidad, todos los pueblos han sido colonizados, sometidos, avasallados, esclavizados, de una forma u otra y con cada invasión, el invasor imponía su lenguaje, sus costumbres, sus dioses y creencias. De esta forma si miramos bien en qué creemos, veremos que tenemos un mix de muchas otras formas de religiones anteriores, que lo único que han hecho los que han llegado arrasando con todo es vestirlas de otro color para venderlas de nuevo con otro nombre.
Y aquí llegamos a la recomendación de esta semana, que me parece muy interesante para reflexionar sobre cómo nos han vendido la religión y todo lo que la envuelve. El Hereje es un thriller psicológico que tiene mucha lecturas, una de las más interesantes es poner en tela de juicio las ideas que tienen dos hermanas mormonas que se han presentado en casa de un científico para hacerle abrazar sus ideas. A partir de aquí se abre un diálogo, o monólogo, en el que el científico trata de desbaratar todas sus creencias a través de un estudio pormenorizado de las religiones en el mundo y cómo hemos llegado a las que tenemos y practicamos ahora.
La otra lectura es mucho más sutil. Dos mujeres, en papel de salvadoras, tratando de llevar por el buen camino a un hombre, pecador, científico para más señas, pensando que si lo ponen de su parte su religión será más creíble.
Hace poco tuve la oportunidad de ver el musical El libro del Mormón y cuando he visto la película no podía dejar de hacer paralelismos con él. En el musical se cuenta la historia de Joseph Smith el fundador del mormonismo y claro, entiendes todo y no entiendes nada. Un buen señor que un día dice encontrase dos tablas de oro enterradas en su jardín que le había dado un emisario de Dios, tipo los diez mandamientos, pero en en Estados Unidos y en el siglo XX. El caso es que el tipo funda su propia religión tal y como a él le da la gana y empieza a ganar adeptos. Estos van por el mundo bautizando gente y haciendo que la religión crezca. Para ello se suma al carro de la poligamia porque según él necesitan muchos mormoncitos que a su vez hagan más mormoncitos. La verdad es que todas las religiones, sin poligamia o con ella tratan de lo mismo: creced y multiplicaos, y cuantos más seamos mejor, no importa si no puedes alimentarlos, el caso es tenerlos y que sean de los nuestros.
Los nuestros…y, ¿Qué pasa con los otros? ¿Por qué nos cuesta tanto entender que se puede pensar diferente y que, lejos de ser malo es necesario para poder abrir la mente a otras posibilidades?
Lo que iguala a todas las religiones en el mundo es el papel de las mujeres en ellas. El papel de la mujer en la sociedad también se mide por su presencia en la religión y en casi todas quedan relegadas a papeles secundarios. En el mormonismo además tienen unas normas que estas dos no acaban de acatar y es lo que las lleva a lo que pasa después, que no siguen su propio instinto, están más centradas en las palabras de un señor que en lo que les está gritando su cerebro reptiliano.
Y llegamos a la verdadera religión, tal y como se cuenta en la película, el control. Esa sí que es una religión problemática. Querer tener control sobre todo da poder y querer soltar ese poder da miedo. Cuando nos acostumbramos a tener el control de todo en nuestra vida no damos pie a la improvisación, a fluir, nos encerramos en cárceles, físicas o no, que nos obligan a seguir nuestras propias pautas, en las que no dejamos nada al azar. Eso es desolador y agotador.
Soltar y fluir es también darnos la oportunidad de repensar, de deconstruir y volver a edificar una y otra vez, cada día. No nos agarremos a lo inamovible, seamos flexibles y permitámonos cambiar de opinión tantas veces como sea necesario.
Esto es también aplicable a lo que pasa en el mundo con la política…nos agarramos a unos colores, a una doctrinas y no cambiamos por miedo a que otros salgan ganando, sin entender que los únicos que ganan son siempre ellos, sean del color que sean y las que perdemos somos nosotras, seamos del color que seamos.
Por lo tanto hagamos un ejercicio de honestidad y revisemos nuestras creencias para ver cuáles nos imponen, cuáles nos imponemos y qué hacemos al respecto con ellas.
