No es lo mismo vivir en una sociedad que valora y da un sentido a la continuidad evolutiva, que valora la madurez o la vejez por lo que suponen de experiencia y conocimiento, que en otra en la que se rinde un culto desenfrenado e irreal a la eterna juventud o al cuerpo estereotipado (…) No podemos escapar de la edad y antes o después tendremos que hacer un duelo para despedirnos de lo que fue, integrar lo que es y salir del laberinto.
Fina Sanz (Los laberintos de la vida cotidiana)