Una gran reflexión de una gran mujer.
Da igual lo que te condicione exteriormente, la grandeza y libertad de tu mente es sólo tuya.
La capacidad de crear, de pensar, de sentir, de soñar es tuya, nadie puede interferir en esos pensamientos.
Podrán intentar que pienses, hagas o digas lo que otr@s quieran, podrán poner mordazas a tus palabras, podrán censurar tus actos y podrás dar tu brazo a torcer en alguna ocasión para darles gusto, pero eso es sólo fachada. La verdadera fortaleza está en tu libertad de pensamiento y esa, de momento, no la controla nadie.