La vida es como un buen plato de comida, para que esté rico hay que condimentarlo en su justa medida, no podemos excedernos ni quedarnos cortos, pero buscar el equilibrio es lo difícil, sobre todo si a la mesa hay varios comensales.
Tendremos que echarle un poquito de sal, una pizca de pimienta, alguna hierba aromática, alguna especia exótica que nos lleve a soñar con países lejanos…
Eso mismo podemos llevarlo a nuestras relaciones. Para que sean nutritivas para el alma y nos sintamos bien con quienes nos rodean, debemos aprender a poner las especias correctas: paciencia, amor, gratitud, perdón, alegría…con ellas tendremos siempre buenas relaciones, guisadas a fuego lento, con cariño, y esas siempre saben bien.
Dediquemos tiempo a diario para escoger qué especias vamos a utilizar ese día y con quienes vamos a hacerlo ya que no tod@s necesitamos las mismas ni en la misma medida.
Ahora que están tan de moda los programas de cocina te animo a que seas un@ auténtic@ cociner@ de emociones!