
Lo importante en esta vida no es hacer lo que una quiere, sino querer (amar) lo que una hace.
«Pasaba cada día por la obra en construcción y veía en ella a varios obreros haciendo cada uno una cosa. Un día se dirigió a uno de ellos y le preguntó: ¿Qué es lo que está construyendo? a lo que él contestó desganado y con mal humor: una pared de ladrillo, no lo ve?.
Siguió pasando día tras día y en una segunda ocasión se dirigió a otro obrero que estaba silbando mientras trabajaba: Hola! ¿Qué es lo que está construyendo? El obrero sonrió y le contesto: un hospital!»
La actitud hace y dice mucho en nuestro día a día, en nuestra cotidianidad, depende de ella el hacernos la vida más sencilla y agradable.
Podemos hacer la misma cosa desde la amargura o desde el amor y obtendremos resultados bien diferentes.
El mejor pago para todo lo que hacemos es una sonrisa y un gesto amable, pensar que ESO que estamos llevando a cabo nos ha sido encomendado a nosotrxs por algo, y que por ello debemos hacerlo con nuestra mejor disposición.
Yo amo lo que hago y hago lo que amo, ¿Qué más puedo pedir?

