En los conflictos hay que saber separar los actos de los afectos.
No nos damos cuenta de que llevamos nuestros actos al modo racional sin pensar contra quién los lanzamos, sin ponernos en la piel de la otra persona, que muchas veces es alguien a quien queremos o hemos querido.
La cosa va a peor si quienes están en medio son terceras personas que miran sin saber de qué va la cosa mientras en los extremos del cuadrilátero la pelea va subiendo de temperatura.
Procuremos arreglar nuestras disputas desde la educación, desde el respeto, mirando siempre que quien tenemos enfrente es una persona, que vive, siente y probablemente esté dolida, simplemente por ello no le hagamos más daño…
Y personalmente en lo que nos toca, no confundamos que cuando alguien nos está recriminando algo o nos está haciendo ver que estamos equivocados lo hace desde el odio…si esa persona nos quiere, el hecho de estar enfadada en ese momento no hace que lo haga menos, simplemente está en un estado emocional que hace que lo parezca.
Dejemos de confundir nuestras emociones, pongamos cada cosa en su sitio y hagamos cualquier acto desde el amor más profundo por nosotrxs y por quienes nos rodean.