«La flor replicó: necio!
¿Acaso crees que florezco para que me miren?
Florezco para mí porque me place, no para lxs demás.
Mi júbilo está en mi ser, no en mi florecer» (Sopenhauer)
Debemos cambiar y florecer para nosotrxs mismxs, sin pensar si ese cambio va a agradar o desagradar al resto. Cuando emprendemos el camino del autoconocimiento, nuestras viejas costumbres se van quedando de lado, empezamos a desdibujarnos para volver a construirnos desde una nueva mirada más compasiva y llena de amor.
Ese amor es el que poco a poco irá regando nuestro interior y hará que florezcamos en todo nuestro esplendor.