El dolor es necesario.
No hablo del dolor fÃsico sino del dolor emocional, el llamado duelo.
A lo largo de nuestras vidas, incluso a lo lardo del dÃa hacemos diferentes duelos. Pequeñas o grandes pérdidas que marcan nuestra existencia.
Uno de los mayores duelos que hay, excluyendo la pérdida de alguien amado, es el que hacemos con nosotrxs mismxs.
Cuando decidimos cambiar de costumbres, de vida, de trabajo y sobre todo, cuando decidimos cambiar desde dentro el duelo que vivimos nos descoloca y nos da la vuelta.
Es como si una parte de nosotrxs tirara hacia adentro y otra hacia afuera.
La cabeza, el pensamiento, el corazón, todo se divide entre lo conocido y lo desconocido y nos encontramos en tierra de nadie.
Reconstruirnos partiendo de nosotrxs mismxs es una ardua tarea que nos va a llevar tiempo.
Nada ni nadie cambia de un dÃa para otro sin perder algo en el camino. Lo importante es diferenciar que ese algo que perdemos en nuestro cambio nos va a servir para alcanzar una meta mucho mayor, que nos va a servir para enriquecer y engrandecer nuestra existencia.
Tirémonos abajo y volvamos a reconstruirnos cuantas veces lo necesitemos.
El miedo al cambio nos lleva al inmovilismo y este a no crecer en ninguna dirección.