Lo que deseamos

«Un punto por cada deseo, un traje a medida»

En cuanto vi el otro día esta ilustración de Eva Armisén supe que la incluiría en una de mis reflexiones diarias.

Qué bonito sería llevar a cabo una labor así…que cada uno de nuestros deseos se convirtiera en un punto, que a su vez se enganchara a otro punto…y así hasta tejer un traje a medida…

Vamos en busca de deseos que nos lleven a ser felices, pero eso tiene un doble rasero…si sólo buscamos ser felices, ¿no nos frustraremos en el camino?

Esa necesidad vital de vender y comprar felicidad a veces resulta un exceso. Por mi parte trato de reflexionar sobre cómo nos afectan las emociones, sobre cómo sobrellevarlas y por supuesto en el caminar hacia darle sentido a nuestra vida,  pero de ninguna manera me olvido de que en el camino habrá muchos días malos, en los que se nos haga una carrera en el traje. Esos días en que una herida que creíamos cerrada, vuelve a supurar. Esos días en que te levantas llorona y no es cuestión de hormonas, simplemente te apetece llorar, estás triste y debes permitírtelo.

Ahí está la clave, en saber que puedes llorar, gritar, patalear y frustrarte, pero no continuamente ni durante todo el día…simplemente el minuto que lo necesites. Es sano mostrar emociones que parecen «malas», si nos las guardamos, engordan y se hacen grandes y entonces es peor, porque el día que deciden salir lo llenamos todo de porquería y eso no es lo sano, ni lo correcto.

Deseemos pues una vida feliz partiendo de lo que está en nuestra mano para conseguirlo y tejamos nuestro traje con puntos fuertes.

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