Se nos enseña a callar.
Se nos enseña a ser serviciales.
Se nos enseña a no llamar la atención, a no quejarnos.
Se nos enseña a que debemos estar siempre jóvenes y perfectas.
Se nos enseña a que nuestro cuerpo debe ser perfecto.
Se nos enseña a no envejecer.
Se nos enseña a criticar a las demás, a tenerlas en nuestro punto de mira como si fueran enemigas.
Y si alguien se sale de la norma, si alguien piensa diferente, si alguien decide expresar su repulsa contra un sistema de valores caduco, machista y pasado de moda, se le dan porrazos virtuales (y no virtuales) hasta dejarla machacada y fuera de toda razón.
Así me he sentido durante el fin de semana, he podido vivir en mis propias carnes como me han insultado, vejado y vilipendiado desde las redes sociales, simplemente por mostrar una opinión…ni más ni menos…ni siquiera ofensiva.
He entendido como puede sentirse una persona en plena formación de su personalidad (véase una persona adolescente) cuando su entorno decide acabar con su reputación a base de compartir hechos o vivencias que la machaquen porque sí.
Poner el contrapunto en esta sociedad está mal visto. Expresar una opinión diferente es motivo de burla y escarnio público. Dejar que nuestro cuerpo cambien, adquiera formas naturales o envejezca es algo que no se puede consentir…y nos dejamos.
Nos maltratamos y maltratamos al resto con la intención de pertenencia a un grupo, sintiéndonos respaldadas por él y así nos va el pelo.
Hordas de personas armadas con un móvil que ponen tu reputación y tu vida del revés con un solo gesto, que se creen con todo el derecho a opinar sobre lo que debes o no hacer, lo que debes o no pensar y en lo que debes o no creer.
Cuánto nos acercan y nos alejan las redes sociales…Por mi parte cada vez estoy más convencida de que compartir un espacio virtual está bien siempre y cuando el respeto en ese espacio sea bidireccional y si no puede ser de esa forma, lo mejor es denunciar, bloquear y seguir luchando porque la capacidad de expresión se reconozca desde el respeto. Puedes estar o no de acuerdo con lo que digo, pero respeta mi opinión como yo respeto la tuya.
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