
Llegamos al tercer Orden del amor, el equilibrio.
Veíamos en los Órdenes anteriores, pertenencia y jerarquía, que en todo sistema hace falta un equilibrio para que funcione correctamente y este orden trata justo de ese equilibrio que existe entre dar y recibir.
Este Orden es distinto cuando se da en el sistema de origen y cuando se da en nuestro propio sistema con nuestra pareja.
Empecemos por nosotras mismas como un sistema propio, debemos darnos (salud, buentrato) para recibir lo mismo. Lo que no tenemos, no podemos darlo y todo empieza en nuestro sistema de origen.
Por lo general los padres son los que dan en el sistema y los hijxs reciben. Eso no quiere decir que dependamos de ellos toda la vida, sino que en su función sistémica ellos nos dan todo lo que son y nosotras debemos aceptar eso que nos entregan sabiendo que es lo mejor que pueden darnos. Los hijxs están en constante desigualdad, ya que por mucho que intenten devolver todo lo que recibieron, el sólo concepto de la vida que nos entregan los padres desequilibra la balanza. El equilibrio aquí vendrá en su vejez o cuando tengamos que cuidar de ellos, devolviendo de alguna forma aquello que nos dieron, también en la medida en que podamos hacerlo.
Transgeneracionalmente hablando, una generación da y otra recibe y más tarde la que recibió estará dando y así se compensa el sistema. Dentro del sistema funciona de otra forma: Primer hijx toma de papá y mamá, segundo hijx toma de papá, mamá y del hermanx anterior y así va sumando de hermanx en hermanx. Lxs hermanxs del medio dan y toman.
Hablábamos en el artículo anterior de ¿Dónde están las monedas? y en ese cuento se ve perfectamente que para estar equilibradas también tenemos que aceptar aquello que nos dieron en la medida en que nos lo dieron.
¿Dónde surgen aquí los desequilibrios?
- Cuando los padres esperan más de los hijxs, exigiendo de ellxs, pidiendo consuelo, se produce un desequilibrio en el dar y el recibir y además en el orden, ya que aquí los hijxs, como vimos en el anterior Orden, se pondrían como padres de sus padres.
- Cuando en una relación una de las personas tiene más dinero que la otra y da a través de regalos o pagando todo y la otra persona se siente en desventaja sabiendo que no va a poder igualarlo. Aquí se crea una desigualdad ya que la segunda persona no llegará nunca a ese equilibrio. Si no puede devolver de alguna forma lo recibido, esta segunda persona se sentirá en deuda constante y la relación no acabará bien.
- Cuando en una relación una persona da constantemente afecto sin recibir nada a cambio. Si además de no recibir en el intercambio tampoco se atreve a pedir o a tomar lo que cree corresponderle, se dará otro desequilibrio. Para la persona que recibe también puede ser abrumador aunque esté en el otro lado, quizás porque no sepa como devolver aquello que le están dando.
- Cuando hay una infidelidad dentro de la pareja e intentan seguir adelante con su relación, habrá que buscar la forma de volver al equilibrio a través de una venganza por compensación y eso no significa engañar a su vez porque ese movimiento desequilibraría la pareja por completo. Se trata de buscar la forma de vengarse un poquito menos (esto sólo funciona si la pareja está trabajando en terapia) Joan Garriga habla de ello en El buen amor en la pareja.
Hay que saber dar en la medida en que la otra persona pueda recibir y este equilibrio puedes ser positivo: te doy un poquito más y tomo, y negativo: te doy un poquito menos.
Aquí podríamos hablar también de los lenguajes del amor (Gary Chapman), que aunque no forman parte de las Constelaciones Familiares sí lo forman de nuestras relaciones y tienen mucho que ver en la forma en que damos y recibimos.
Estos lenguajes del amor nos sirven en todas nuestras relaciones y debemos tener en cuenta cuál es el nuestro y cuál es el de la persona que tenemos enfrente y de esta forma sabremos recibir lo que nos están dando y dar también desde donde sabemos o hemos aprendido a dar, sabiendo que existen muchas fórmulas y puedo elegir también entre ellas a la hora de devolver eso que me dan:
- Palabras de afirmación: Hay personas que aman a través de la palabra, te dicen lo que vales, te reconocen, te hacen cumplidos, siempre tienen una palabra alentadora, una palabra de consuelo. Cuando tienes enfrente a alguien que ama de este modo igual «quiere» recibir de este modo y si tú no eres de palabras, tendrás que buscar la forma de entenderte con esa persona para que no piense que no es amada.
- Tiempo de calidad: Esas personas que dan su tiempo y lo emplean en escuchar sin juzgar, en prestar atención, en estar presentes independientemente de lo que estéis haciendo juntas. Conversaciones nutritivas en las que hay un intercambio que enriquece. Actividades que nos hagan conectar desde otro sitio y además nos hagan pasar ese tiempo aprendiendo de la otra persona.
- Regalos: Hay quien basa su amor en hacer regalos a la otra persona, puede ser en forma de invitación, de traerte algo cuando van de viaje, detalles diarios o semanales en forma de flores, bombones, esa camiseta que sabe que te va a gustar, un perfume, un libro…pero también espirituales como un retiro de yoga, invitarlx a un curso de Tantra, de meditación, o quizás preparar un fin de semana de aventuras…
- Actos de servicio: Aquí las madres se llevan la palma! Esa comidita rica que nos preparan y que nos llevamos tan ricamente en un táper, que te limpien la casa, que te planchen la ropa, también ayudar a alguien con una mudanza, cambiar un turno de trabajo para asistir a un evento…Mira a tu alrededor y fíjate en quién hace todo esto en tu día a día, es puro amor.
- Toque físico: Se da por hecho que las parejas se tocan, se besan y hacen el amor, y en la mayoría de los casos es así, pero más arriba ya te he contado que no todo el mundo sabe dar, ni todo el mundo sabe recibir. Quizás tu pareja es de abrazos, caricias y besos y a ti te incomoda porque en tu casa no eran tan cariñosos. O bien seas tú quien lo pide y tu pareja quien lo evita.
Resumiendo, necesitamos una vida en equilibrio para que nuestra salud global sea buena y eso nos lo da conocer de dónde venimos y ver si hay algún desajuste y revisar nuestra forma de vincularnos para ponerle arreglo.
Bert Hellinger resumiría todo en esta cita:
“A veces pensamos que la vida nos pertenece, o que podemos hacer con ella lo que queramos. Probablemente es más cierto lo contrario: nosotros somos los que pertenecemos a la vida que, querámoslo o no, tiene sus reglas, llenando de dicha a quien, humildemente, recoge todo de quienes le precedieron, reconoce a todos su lugar y se abre a intercambiar y a transmitir lo recibido. La pretensión de otra cosa solo acarrea, como atestiguan diversas tradiciones, la expulsión del Paraíso”
Bert Hellinger
