
¿Te has arrepentido alguna vez de castigar a tu criatura?
A veces el poder poner límites nos supera y no somos capaces de respirar y tener la templanza de pensar un momento en lo que estamos haciendo. Hay situaciones en la vida en las que actuamos impulsivamente y esto puede tener consecuencias.
Una película brutal en la que se mezclan la incertidumbre, el miedo y la carga de la maternidad.
Sin salir de un mismo escenario, El castigo nos propone todo un juego mental sobre quién tiene o no la razón en lo que está pasando, lo que haríamos o no nosotras y una carga emocional sobre ese castigo que hace que repensemos las veces que se nos ha pasado algo así por la cabeza.
Aparece la culpa, el remordimiento y por supuesto el rencor guardado a la pareja por someterse a sus deseos y no seguir los propios por miedo a la soledad, al rechazo, a ser la rara.
Los diez últimos minutos son memorables, haciendo todo un alegato a la maternidad, impuesta, a la maternidad cultural, a la maternidad, patriarcal.
Imprescindible
