En ocasiones veo monstruos…y muchas veces su cara es la mía.
Monstruos que se manifiestan de muchas formas: convertidos en emociones ocultas, en palabras hirientes, en gestos desconsiderados…monstruos que pueblan nuestra imaginación y nuestro inconsciente y a los que a veces hay que hablar, con los que hay que negociar, preguntar qué quieren, qué necesitan…porque en su respuesta está nuestra salvación.
Una vez que identificamos nuestras necesidades, éstas encuentran una vía de escape, una solución…y los monstruos, en ocasiones, desaparecen.
Ilustración: Sara Fratini