¿Nos cuesta pedir ayuda? ¿Qué sentimos al hacerlo? ¿Nos creemos en deuda con quien nos la presta?
Nos resulta, en general, trabajoso pedir ayuda a lxs demás, lo llevamos en nuestro ADN, parece ser que nos han «configurado» para cargarnos con todo lo que pasa delante de nuestras narices hasta caer reventadxs por el simple hecho de «no molestar».
Creo que el meollo de la cuestión está en el «coste»ya sea emocional o personal que creemos que nos va a pasar el hecho de hacerlo.
Para crecer no hay que tener miedo a pedir ayuda ni a darla.
Cuando ayudamos debemos hacerlo desde el corazón, sin esperar nada a cambio, sólo por el placer de saber que estamos colaborando a hacer un mundo mejor, que nuestros actos revertirán en otros similares a largo plazo y que todo lo que sembramos será lo que recojamos.
Pedir ayuda cuando la necesitamos es un acto de humildad frente al orgullo de no hacerlo por si lleva un coste.
Ayudemos y dejémonos ayudar. Construyamos entre todxs algo bonito, algo fuerte, algo duradero.
«La unión hace la fuerza» no lo olvides.