
Ya he comentado en alguna ocasión el cómo esta sociedad en la que vivimos está anclada en el maltrato.
Un maltrato que se da en todas las esferas: personal, social, relacional, y que parece que es la norma general de comportamiento de nuestrxs semejantes.
El jueves pasado pasé por quirófano para una intervención bastante complicada y delicada, me extirparon el nervio del equilibrio y el nervio acústico izquierdo. No tengo ni una queja del personal médico, tanto cirujanxs, enfermeras y auxiliares se han portado de lujo, con una profesionalidad maravillosa, pero…
El pero surge cuando te llevan a planta y te juntas en una habitación con una familia de maleducadxs que no hace nada más que gritar y portarse como en las cavernas, que en ningún momento tuvieron la escucha, empatía o simplemente la delicadeza de preguntarme si me encontraba a gusto con sus voces, aperturas de ventana, paseos a todas las horas del día con las luces encendidas, ronquidos de oso cavernario…en fin…Cuando mi marido les comentó mi delicadeza encima se lo tomaron a mal…y descubrí una vez más que como humanos nos queda mucho todavía.
Gente que sigue fumando a escondidas en los pasillos, gente que habla por el móvil a un volumen que debería estar prohibido (ay, pero si lo está!), gente que no te da ni los buenos días, gente que se presenta de visita a las 6:30 de la mañana!, gente maleducada, amargada, hastiada de sus vidas y con la «obligación» de cuidar a un familiar por el qué dirán…y sé todo esto porque también hay otro tipo de gente.
Desde Terapia de Reencuentro trabajamos en los talleres con el cambio de modelo al Buentrato, y os digo que da resultado. He aprendido en los últimos veinte años que rodearte de ese otro tipo de personas con luz, con energía de la buena, con una sonrisa para todo, con escucha activa, con respeto, con silencio, es lo que merece la vida y la existencia y en ello estoy.
A mi alrededor tuve apoyándome a gente de la que merece la pena tener en la vida, personas con una humanidad extraordinaria, que vinieron, me dieron un beso y se marcharon, que entendieron que yo no necesitaba gritos, ni palique, tan solo descansar. Personas con una generosidad increíble para todo lo que te proponen, buscando siempre tu comodidad…Personas que amo profundamente porque me demuestran cada día que puedo contar con ellas, tanto físicamente como apoyando en la distancia.
Me gusta esa gente, con la otra no puedo y para ello trabajo cada día!
Gracias a toda mi gente ❤
