
Entramos en la recta final del año, árboles llenos de bolas, calles iluminadas, regalos a tutiplén…pero realmente, ¿qué celebramos estos días?
Si profesas alguna religión y coinciden estas fechas en su celebración, es posible que sea para ti una época del año para el recogimiento, para la celebración, para compartir, pero no siempre acaba siendo así.
A mí personalmente me lleva a celebraciones ancestrales y sobre todo a las Saturnales, la gran fiesta romana en la que se celebraba un gran banquete público y se intercambiaban regalos. Eso ha desembocado en nuestras Navidades, en las que nos reunimos en familia e intercambiamos también regalos, aunque estoy segura de que muchos más que en aquella época.
También es una época del año para cerrar un ciclo y abrir otro, al igual que en el solsticio de verano, es una época para quemar lo viejo y dar la bienvenida a todo lo nuevo.
En ese ritual yo he decidido este año hacer limpieza a fondo en mis redes sociales (perfil personal). Me ha costado mucho, y me refiero a tiempo físico, el deshacerme de seguidorxs, pero al final he dejado mis redes sociales como la patena.
El porqué es sencillo. Por ejemplo en Twitter tenía seguidorxs que llevaban sin utilizar su cuenta años, otras personas no iban en mi línea de pensamiento…pero lo más importante que me planteé cuando decidí cerrar mis redes y limitarlas a mi entorno cercano fue el pensar con quién compartía mi vida y dónde iba a parar esa información. En Twitter he conseguido pasar de 950 a 60 seguidorxs y lo más costoso es que hay que ir bloqueando de uno en uno… En Instagram me he pasado de 540 a 160 y he puesto mi cuenta privada y en Facebook tengo 170 y ahí no ha cambiado nada, mi perfil ya era y será privado.
Lo único que no he cambiado es la configuración de las páginas de Facebook, ya que en ellas sí comparto lo que quiero y no es nada personal, todo tiene que ver con el desarrollo de mi trabajo.
Estamos acostumbradas a subir de todo a las redes sociales, sin preguntarnos muchas veces qué se hace con esa información y cómo se va a utilizar, incluso quién la ve y es muy interesante tomarse un tiempo para saber quiénes están detrás de los perfiles que nos alimentan el ego.
Y ya con la «casa» bien limpia doy la bienvenida al nuevo ciclo que comienza y que espero que esté lleno de buenos encuentros, abrazos, besos, intercambio de saberes, respeto, buentrato y como siempre mucho amor.
Para terminar una sola reflexión: ¿De verdad nos hace falta gastar tanto dinero en un solo mes del año? Sé que hacer y recibir regalos nos hace felices y además refuerza los vínculos, pero también hay regalos que no cuestan casi nada y son igual de maravillosos: un abrazo con alma, un paseo, una comida rica en casa…En fin, simplemente usemos el sentido común y no malgastemos ni alimentemos el consumismo, que ya está bien gordo.
Feliz Saturnalia!
