¿Somos lo que comemos?
Leyendo uno de los libros de Thich Nhat Hanh (La ira), me puse a pensar sobre una reflexión que hace entorno a la comida, lo que comemos y cómo lo comemos.
Viene a decir que cuanto más sana la comida, más natural y menos contaminada en todos los sentidos mejor para nosotros, nuestro cuerpo y nuestra mente.
Explica que podemos «comer» ira, agresividad, depresión…a través de alimentos que han sido cultivados y recogidos por personas con esas emociones y que una vez comidos, esas emociones residirán en nosotr@s.
Recomienda una dieta biológica y en el caso de ingesta de carne, de animales en estado libre.
Cuando leí esto me quedé estupefacta, no lo había visto nunca desde ese prisma…aunque nadie me garantiza que un calabacín ecológico no lleve la ira que ese día en concreto ha tenido su recolector, vamos que no veo yo a tod@s l@s agricultor@s riendo y siendo felices a cada minuto…
Pero reflexiones personales a parte, en mí ha sembrado una semilla de concienciación a todo lo que me llevo a mi boca y pongo sobre mi cuerpo.
De momento he comenzado con la comida consciente, que consiste además de ingerir productos biológicos y naturales, en guisarlos con mucho amor y en masticar cada bocado unas 50 veces hasta que queda prácticamente líquido. Esto favorece la digestión, comer sin ansiedad, disfrutar de sabores y texturas y hacer que nuestro organismo se sienta más feliz.
Y lo la felicidad la llevo por bandera
Leyendo uno de los libros de Thich Nhat Hanh (La ira), me puse a pensar sobre una reflexión que hace entorno a la comida, lo que comemos y cómo lo comemos.
Viene a decir que cuanto más sana la comida, más natural y menos contaminada en todos los sentidos mejor para nosotros, nuestro cuerpo y nuestra mente.
Explica que podemos «comer» ira, agresividad, depresión…a través de alimentos que han sido cultivados y recogidos por personas con esas emociones y que una vez comidos, esas emociones residirán en nosotr@s.
Recomienda una dieta biológica y en el caso de ingesta de carne, de animales en estado libre.
Cuando leí esto me quedé estupefacta, no lo había visto nunca desde ese prisma…aunque nadie me garantiza que un calabacín ecológico no lleve la ira que ese día en concreto ha tenido su recolector, vamos que no veo yo a tod@s l@s agricultor@s riendo y siendo felices a cada minuto…
Pero reflexiones personales a parte, en mí ha sembrado una semilla de concienciación a todo lo que me llevo a mi boca y pongo sobre mi cuerpo.
De momento he comenzado con la comida consciente, que consiste además de ingerir productos biológicos y naturales, en guisarlos con mucho amor y en masticar cada bocado unas 50 veces hasta que queda prácticamente líquido. Esto favorece la digestión, comer sin ansiedad, disfrutar de sabores y texturas y hacer que nuestro organismo se sienta más feliz.
Y lo la felicidad la llevo por bandera

