El problema más habitual de nuestra sociedad es que sufrimos más por lo que suponemos que pasa o puede pasar que por lo que realmente sucede.
Ponernos en lo peor, anticipar, intentar ver un futuro que es incierto nos puede llevar a estar todo el día con la atención puesta en algo que ni siquiera sabemos si pasará.
El vivir conscientemente, pendientes del aquí y el ahora nos enseña a disfrutar de cada momento como si fuera único.
Está claro que hay cosas y situaciones que nos gusta controlar para que llegado el momento no nos den en la cara, pero ejercer ese control sobre todo lo que nos acontece es agotador además de innecesario.
En lugar de pre-ocuparse es mejor ocuparse de lo que tenemos entre manos, de lo que estamos haciendo, diciendo, escuchando en este momento…
El futuro no existe, es una proyección de nuestros sueños y ambiciones en un mañana, lo que realmente existe es este momento.
Disfrútalo!